Universo Eléctrico. Conceptos básicos de física

El modelo de Universo Eléctrico da un salto simplificador mediante la la unificación de la fuerza nuclear, el magnetismo y la gravedad como manifestaciones de una fuerza electrostática instantánea. En lugar de «espantarse» con el concepto de «acción a distancia», como la mayoría de físicos en este siglo, el modelo de Universo Eléctrico lo acepta como un hecho observacional. Cualquiera que haya intentado juntar a la fuerza dos polos magnéticos iguales ha demostrado la «acción a distancia». La «radiación electromagnética» entonces sería simplemente el resultado de una fuerza electrostática oscilante.

«Las primeras máquinas inventadas para reproducir cualquier movimiento particular son siempre las más complejas, y los sucesivos artistas descubren generalmente que con menos ruedas y con menos principios de movimiento, de los empleados en aquellas máquinas, se pueden reproducir más fácilmente los mismos efectos. Los primeros sistemas filosóficos, de la misma manera, son siempre los más complejos»
Adam Smith.

El átomo

A nivel atómico, el modelo de Universo Eléctrico da un salto a partir del trabajo de Ralph Sansbury, un investigador independiente de Nueva York. Ante todo se trata del más simple reconocimiento de la naturaleza eléctrica de la materia y la primacía de la fuerza electrostática en sus interacciones.

También se apoya en la simple suposición de que el protón, el neutrón y el electrón están compuestos de partículas cargadas más pequeñas, orbitando entre ellas en un sentido clásico, en órbitas estables y resonantes. Esto es, la suma de las energías intercambiadas entre todas esas sub-partículas en deformación elástica durante cada órbita es cero. Estando cargadas, la sub-partículas interaccionan a través de una fuerza electrostática.

Ciertos cálculos muestran que las sub-partículas que forman un electrón deben viajar a una velocidad que sobrepasa en mucho la velocidad de la luz, ¡unos 2.5 millones de años-luz por segundo!. Eso sería por ejemplo recorrer en un segundo la distancia entre nosotros y el lado lejano de la galaxia de Andrómeda. Así, la fuerza electrostática debe actuar a una velocidad casi infinita en la escala del electrón para que éste sea estable. Es la resonancia de los orbitales estables de estas sub-partículas la que da lugar al fenómeno de los protones, los neutrones, los electrones y los átomos.

Otros habitantes de este «zoo» de partículas son simplemente diferentes estados de resonancia de las mismas sub-partículas. La así llamada «creación» de materia desde fotones energéticos es una ilusión en la que materia pre-existente se reorganiza en nuevos estados resonantes, dando la apariencia de que una nueva partícula se ha materializado súbitamente. Antimateria es una palabra poco apropiada, debido a que también se forma a partir de las mismas sub-partículas como un materia «normal», pero con la diferencia que su carga total es la opuesta. La materia no puede ser creada ni aniquilada.

Las fuerzas, según la visión convencional de la Física actual

1. La fuerza nuclear mantiene juntos a los nucleones, partículas dentro del núcleo, esto es, protones y neutrones. Es la fuerza que domina en el núcleo y no es importante a distancias mayores.

2a. La fuerza eléctrica. Una carga positiva y una negativa se atraen mutuamente, mientras que cargas iguales se repelen. La fuerza eléctrica mantiene juntos a los átomos («ata» los electrones al núcleo). Es de de cierta importancia en el núcleo. A muy grandes distancias, la fuerza eléctrica se debilita debido al efecto de apantallamiento. Por ejemplo, una carga positiva atrae cargas negativas a su vecindad, de forma que estas apantallan el campo de la carga positiva.

2b. La fuerza magnética está estrechamente relacionada con la fuerza eléctrica. Debido a que no puede ser apantallado fácilmente, es más eficaz que la fuerza eléctrica a grandes distancias. Un ejemplo es el campo magnético de la Tierra.

3. La fuerza de la gravedad es mucho más débil que la fuerza eléctrica y de ahí que no tenga importancia en el átomo. Puesto que la gravedad no puede ser apantallada (de momento, según la física actual), es la fuerza dominante (según la física actual) a grandes distancias. Las órbitas de los planetas y el movimiento de las estrellas y galaxias se rigen por la gravedad. -Hannes Alfvén

Teoría cuántica

Desde hace ya tiempo, la exitosa teoría cuántica le come terreno a la física clásica en términos de movimiento resonante de partículas cargadas, mediada por una casi instantánea fuerza electrostática. En la órbita de un electrón cuántico el intercambio de energía entre todas las sub-partículas del núcleo y las sub-partículas del electrón que orbita, suma cero sobre la órbita. El intercambio de energía toma la forma de una distorsión de una partícula para formar un dipolo electrostático o un movimiento hacia una órbita resonante.

La Teoría de la Relatividad

Las Teoría Especial de Relatividad de Einstein se diseñó con la intención de definir simultaneidad en un universo donde la fuerza o señal más fuerte fuera restringida o acotada a la velocidad de la luz desde una fuente distante. Con una fuerza electrostática de «velocidad» casi infinita actuando entre las sub-partículas de toda la materia, la teoría de la relatividad se reduce a la física clásica. Esto deja abierto el interrogante sobre qué estamos midiendo cuando determinamos la velocidad de la luz.

La velocidad de la luz en términos galácticos es extremadamente lenta, siendo necesarios 150.000 años para poder atravesar nuestra galaxia. Sin embargo, el astrónomo Halton Aarp demostró que el redshift (desplazamiento al rojo de las longitudes de onda) de galaxias enteras está cuantizado (tiene valores discretos y concretos), lo cual requiere alguna forma de comunicación galáctica casi instantánea, a nivel sub-atómico.

Se conocen ya en la actualidad algunos experimentos que ponen en evidencia efectos más rápidos que la velocidad de la luz. Con la Teoría Especial acabada, y el universo en comunicación con sus partes en tiempo real efectivo, no puede haber viajes en el tiempo y el espacio y el tiempo son independientes. El sentido común siempre ha sugerido que esto fuera así. La Teoría General de Einstein fue concebida para explicar la gravedad. Intenta descartar la «acción a distancia» observada de la gravedad proponiendo una «deformación» poco intuitiva del espacio en presencia de objetos masivos.

Esta complicación innecesaria del espacio se añade al actual concepto metafísico sobre al constitución de la masa de un objeto. Pero el espacio debe también «deformarse» a una velocidad casi infinita para producir las órbitas observadas de los planetas. El sentido común, la observación y la mezquindad de las hipótesis, sugiere que el modelo electrostático de la gravedad es superior. Hay ya evidencia experimental, a partir de mediciones de la gravedad durante un eclipse total de Sol, que respalda el modelo de Universo Eléctrico y le resta fuerza al modelo General de Relatividad.

La famosa ecuación E = mc²

Esta popular ecuación matemática E= mc², que iguala la energía con la masa, es conocida casi por todo el mundo. Sin embargo, la mayoría de los libros de texto siguen utilizando el término «materia» en lugar de «masa». Pero en ningún lugar ha sido dicho que la masa y la materia sean intercambiables. De hecho, somos bastantes ignorantes sobre los que constituye la masa de un objeto. Por lo tanto es inadmisible considerar que la energía y la materia sean intercambiables.

La definitiva expresión de esta idea conduce al sinsentido del big-bang. Parece más simple y más prudente sugerir que tanto la energía nuclear como la química es liberada o absorbida mediante la reordenación de las órbitas resonantes de las partículas cargadas. Es de sentido común sugerir que la masa es la respuesta medida de un sistema de partículas cargadas a una fuerza electrostática externa. Cuanto más masivo sea un objeto, más fuerza electrostática contribuye a la deformación elástica de sus protones, neutrones y electrones, el lugar de enfocarse en su aceleración. Este es el fenómeno visto en aceleradores de partículas y atribuido habitualmente a efectos relativistas.