En su «Celestial Handbook» (1978, Dover Publications), Robert Burnham Jr. presenta un modelo que nos ofrece una forma de conseguir ver de forma intuitiva algunas de las incomensurables e inimaginables distancias. Comenzamos por una de las referencias astronómicas habituales. La distancia de la Tierra al Sol se denomina Unidad Astronómica (UA) y es aproximadamente 93 millones de millas (unos 150 millones de kilómetros). Este modelo básicamente se basa en la coincidencia de que el número de pulgadas (1 pulgada = 2,54 cm) en 1 milla (1 milla=1,609 km) es aproximadamente igual al número de UA’s en 1 año luz.
Así pues, en este modelo, podemos representar la órbita de la Tierra alrededor del Sol como un círculo de 2 pulgadas de diámetro, esto es, unos 5 cm. Esto va a establecer la escala del modelo. Un año luz es por lo tanto una milla en nuestro modelo. En nuestro modelo sería, recordemos:
Real Escala del Modelo de Burnham
1 UA (Tierra-Sol) 93.000.000 millas 1 pulgada (2,54 cm)
1 Año Luz 1 milla (1,609 km)
El Sol tiene un diámetro aproximado de 880.000 millas (1,5 millones de km). Por lo tanto, para pasar su tamaño a la escala de Burnham: 880.000 millas / 93.000.000 = 0,01 pulgadas = 0,2 mm, que correspondería a la marca que realiza un lápiz de punta fina !!!
POR LO TANTO, en una escala que podemos comprender mejor, el Sol tendría un tamaño similar a un punto realizado con lápiz de punta fina y a su alrededor orbitaría la Tierra (sería un punto microscópico) en un círculo de 5 cm de diámetro.
VAMOS MÁS ALLÁ. En esta escala de Burnham, Plutón será una pequeña mota de polvo a unos 3,5 pies (algo más de 1 metro) de distancia al Sol. Así pues, nuestro Sistema Solar estaría incluido dentro de un círculo de unos 2 metros de diámetro, siendo el Sol del tamaño de una mota de polvo en el centro de dicho círculo. Lo podríamos abarcar con nuestros brazos extendidos.
AÚN MÁS ALLÁ. La estrella más cercana a nosotros (Alfa Centauri) se encuentra a unos 4 años luz, es decir, en nuestro modelo a unas 5,5 millas (unos 7,2 km) del Sol. Así pues, cuando modelizamos nuestro Sol junto con su estrella más cercana, nos encontramos con dos motas de polvo de 0,2 mm de tamaño y separadas entre sí por 7,2 km. ¡Y eso incluso considerando que estamos en una zona de la galaxia moderadamente densa!
Según palabras de Burnham, «Todas las estrellas están, en promedio, tan separadas unas de otras como la más cercana a nosotros. Imaginemos entonces varios cientos de billones de estrellas desperdigadas por el espacio, cada una como otros Soles, y cada una separada por una distancia de varios años luz (unos pocos kilómetros en nuestro modelo) de su vecina más próxima.
Comprendamos y asimilemos, si es posible, el casi tremendo aislamiento de cualquier estrella en el espacio exterior«, debido a que cada estrella es del tamaño de una mota de polvo de diámetro y está varios kilómetros de distancia de su vecina más próxima.
Cuando vemos una fotografía de una galaxia o de un cúmulo de estrellas, debemos recordar que las estrellas que componen estos objetos no están tan cercanas unas a otras como aparentan. Una estrella brillante «resplandece» en una placa fotográfica o chip CCD, y eso nos engaña. Hay que recordar las dos motas de polvo separadas por kilómetros. Incluso en nuestro modelo, la colección de estrellas que forman la Vía Láctea (nuestra galaxia) estarían ocupando aproximadamente un diámetro de 100.000 millas (160.000 km). Está a su vez rodeada de muchos cientos de miles de kilómetros de espacio vacío, antes de que podamos encontrar la siguiente galaxia. Y a una escala aún mayor, también encontramos grupos de galaxias.
A esta escala gigantesca, incluso nuestro modelo ya se vuelve insuficiente para darnos una sensación intuitiva de la grandiosidad de estas distancias. Debido a que las estrellas son tan sumamente pequeñas en relación con la separación entre ellas, sus interacciones gravitatorias son extremadamente débiles. Sin embargo, es bien sabido que el total del espacio de la galaxia está impregnado de plasma (enormes nubes difusas de partículas ionizadas). Estas partículas cargadas eléctricamente no están en absoluto muy separadas unas de otras. Y responden a las potentes fuerzas electromagnéticas de Maxwell / Lorentz (36 órdenes de magnitud más fuertes que la gravedad). Esto nos lleva claramente a la conclusión de que las galaxias no están mantenidas por la gravedad, sino más bien por las fuerzas electromagnéticas dinámicas.
[Traducido y adaptado por universoelectrico.info a partir del artículo «Burhham’s Model»]