En sucesivas generaciones, algunas personas creen que la suya es la que ha logrado por fin ver todo claramente, y que su perspicacia apunta hacia la verdad y la respuesta final. Pero los descubrimientos científicos todavía continúan y la verdad de hoy no llegará a ser sino una anécdota del mañana.”
–Gerrit L. Verschuur, “Interstellar Matters”.
Ganar la atención de un simple modelo eléctrico del universo es un problema, debido a que los medios establecidos están dedicados a la ciencia ficción del Big Bang. El reconocido astrónomo Fred Hoyle escribió proféticamente en “Of Men and Galaxias” (1964): “Cada vez más, las profesiones cruzarán el campo del entretenimiento. Aquellos de nosotros que no estemos empleados directamente en la industria, nos daremos cuenta que en realidad, en lo que realmente estamos es en el negocio de la farándula.”
El Big Bang no fue descubierto, sino ideado por matemáticos siguiendo la propuesta (1931) de un astrofísico y sacerdote católico belga, Georges Lemaître (1894-1966), acerca del origen del universo a partir de un “átomo primigenio” o “huevo cósmico” eclosionando en el momento de la creación. La teoría desafía los principios de la física y no es realista, pues implica que la mayor parte de la materia sea invisible (no solo oscura) y que exista una misteriosa energía “oscura”. Incluso el centro de las galaxias deben cumplir unos requisitos/ideaciones matemáticas (agujeros negros) para poder explicar simplemente algunas de sus características. Hoyle creyó que una única y simple observación podría desmontar un prejuicio fuertemente establecido, como era el caso del Big Bang. Pero cuando se cree en teorías como el Big Bang, la lógica no tiene lugar y por lo tanto se puede acomodar en ella cualquier observación.
La Cosmología del Plasma ha permitido desarrollar el modelo de Universo Eléctrico, y se trata de una disciplina reconocida dentro de la práctica de la ingeniería eléctrica, a través del Institute for Electrical and Electronic Engineers (IEEE) –Instituto de ingenieros Eléctricos y Electrónicos-. Se han publicado artículos y estudios sobre cosmología del plasma en la IEEE Transactions on Plasma Science. Los enriquecedores debates y discusiones espontáneas en esa publicación recuerdan a las revistas científicas de hace más de un siglo, y no a la monocultura actual del Big Bang.
A diferencia de la cosmología del Big Bang, la cosmología del plasma está sujeta a ensayos experimentales en laboratorio, siguiendo la tradición experimental de Lichtenberg (científico alemán, 1742-1799) (ver Georg Christoph Lichtenberg, Figuras de Lichtenberg y Figuras de Lichtenberg en la sección de videos).
Cualquier “bang” que se crea es real y ruidoso: la Cosmología del Plasma puede demostrar, con simples principios físicos, la formación eléctrica y el comportamiento de las estrellas y galaxias espirales sin el recurso de la hipotética materia oscura y los agujeros negros.
Casi todo el vasto universo visible está compuesto de plasma –un gas en el que los átomos han perdido uno o dos electrones. Sin embargo, a diferencia de los gases con los que estamos familiarizados en la Tierra, el plasma reacciona fuertemente ante la presencia de campos electromagnéticos y es mejor conductor que el cobre. Su comportamiento se ha descrito como complejo y “cuasi-viviente” (de ahí el nombre de “plasma”, en analogía con el plasma sanguíneo). El universo es principalmente un plasma eléctrico.
La electricidad existe en el espacio. Los campos magnéticos detectados en el espacio únicamente pueden ser generados por corrientes eléctricas. Los radiotelescopios habitualmente rastrean y representan campos magnéticos galácticos y su configuración se ajusta perfectamente a lo encontrado en los experimentos de cosmología de plasma. Si la ciencia fuese realmente la anunciada y deseada búsqueda de la verdad, deberíamos esperar que los cosmólogos del Big Bang fueran corriendo a los laboratorios del plasma.<
El cosmólogo del plasma Eric Lerner, autor de “El Big Bang nunca ocurrió”, declaró: “Una de las características más destructivas de la metodología del Big Bang es que conduce a la idea de que solamente las personas versadas en complejas matemáticas pueden entender el universo.”
Los ingenieros no son ni estúpidos ni incompetentes. La mayor parte del éxito aclamado de la ciencia durante el último siglo puede atribuirse a los ingenieros. Y son los ingenieros los que se inclinan más por la simplicidad del “mundo real” del Universo Eléctrico que por la “metafísica” del Big Bang y los agujeros negros.
El sencillo Universo Eléctrico
Una rúbrica de una buena teoría debe ser su sencillez. El Universo Eléctrico es realmente muy sencillo.
Esencialmente, todo ha girado en torno a la cuestión de si la electricidad existe o no en el espacio. Los medios establecidos ven que no, nosotros argumentamos que sí. Cualquier otra cosa se deriva de este dilema.
Lo que estamos intentando hacer es iniciar una revolución científica, la Revolución Eléctrica. Esta Revolución tendrá tantas consecuencias a largo plazo como las que originó la revolución Copernicana, que también se basó en una idea simple: ¿Es la Tierra el centro, o es el Sol?
Igual que en la revolución Copernicana, los datos pueden ser interpretados de dos maneras. Copérnico no expresó directamente su argumento de que el Sol estuviese en el centro; él solamente sugirió que sería tremendamente más fácil interpretar los datos si, sólo por el bien de los propios cálculos, uno pensara que está en centro. De la misma manera, estamos sugiriendo esencialmente que es tremendamente más fácil explicar el comportamiento observado del universo si uno permite que intervenga la electricidad.
Sí, se puede desarrollar un modelo de sólo-gravedad que arroje respuestas correctas, pero a costa de tener que aceptar que, del universo resultante, un 96% es oscuro e inobservable. Pero esto no es mejor que aceptar tener múltiples niveles de epiciclos [Epiciclo: “Círculo que, en la astronomía ptolemaica, se suponía descrito por un planeta alrededor de un centro que se movía en otro círculo alrededor de la Tierra”(fuente:RAE)] para poder explicar los movimientos planetarios alrededor de la Tierra.
“Eso es por lo que es tan simple. Basta con asumir que la electricidad está ahí y todo se simplificará enormemente.” –Bob Johnson.
La historia demostrará que nuestra actual cosmología del Big Bang es un desafortunado accidente en el tiempo. Los fundamentos del Big Bang fueron establecidos a comienzos del siglo XX. En aquella época, la iluminación eléctrica acababa de ser introducida y el estudio de las descargas eléctricas en gases estaba en su etapa inicial. El resultado fue que la nueva y esotérica teoría geométrica de gravedad de Einstein, que trata el espacio vacío como un “objeto” capaz de ser moldeado, se combinó con una curiosa interpretación del redshift (desplazamiento al rojo, ver en wikipedia) de objetos lejanos extragalácticos, para producir el concepto de Universo en expansión. El hecho de que esto desafió el principo de la física de que no se puede crear materia a partir de la nada en el comienzo, o Big Bang, parece que no preocupa a los teóricos. Pero debería hacerlo. Invocar el concepto de “The ultimate free lunch” (obtener algo gratuitamente, de la nada, sin esfuerzo) no es ciencia. Por otra parte y, basándonos en la observación, el Universo Eléctrico asume un universo de edad y extensión desconocidas.
La arrogancia intelectual de los teóricos del Big Bang escandaliza cuando vemos que la ciencia no puede dar explicación a los fenómenos más sencillos asociados con la materia. La masa, la gravedad y la luz son un misterio. Tenemos ecuaciones que describen lo que ocurre cuando una partícula cargada es acelerada, cuando dejamos caer algo desde cierta altura, cuando una corriente pasa a través de un conductor y cuando la luz incide en una superficie. Pero las descripciones matemáticas no constituyen una explicación física.
Mientras tanto, el último siglo ha sido de gran progreso en la comprensión de los fenómenos de la electricidad en tubos de vacío, lámparas de arco, soldadores de arco, descargas eléctricas industriales y experimentos de ultra-alta energía en “Los Alamos Nacional Laboratories” y “Sandia Laboratories”. Los ingenieros eléctricos han sido los primeros en observar los sorprendentes paralelismos con algunos fenómenos astronómicos, empezando con las auroras boreales.
El físico noruego Kristian Birkeland (1867-1927), estableció a princicios del siglo XX un observatorio electromagnético en el círculo polar Ártico. Asoció los efectos magnéticos de las auroras boreales con las corrientes eléctricas que fluyen entre el Sol y la Tierra. Sus experimentos con su “Terrella” o “pequeña Tierra” (ampliar información aquí y aquí) fueron capaces de reproducir las características de las auroras boreales, las manchas solares, cometas, etc…
La GRAN LECCIÓN de los experimentos con la Terrella es que requerían ENERGÍA ELÉCTRICA EXTERNA, GENERADA A CIERTA DISTANCIA. En años recientes, el nombre de Birkeland se ha aplicado a las corrientes eléctricas descubiertas en el espacio “Corrientes de Birkeland”.
Para los ingenieros es fácil iluminar nuestras ciudades con energía eléctrica que se genera en otro lugar. Nunca se considera, sin embargo, que la Naturaleza pueda utilizar este mismo sencillo método para iluminar las galaxias. Nunca han pensado que las estrellas podrían ser una manifestación cósmica eléctrica, igual que las farolas de las calles trazando el camino de las líneas eléctricas. Fue el Dr. Charles Bruce, del Institute of Electrical Engineers y de la Royal Astronomical Society, el que, con su trabajo sobre los rayos, identificó la actividad eléctrica en el Sol, en las estrellas y en las galaxias.
El premio Nobel Hannes Alfvén (ingeniero eléctrico y físico del plasma. Suecia, 1908-1995) se doctoró como ingeniero eléctrico pero en su carrera dedicó su conocimiento y un gran esfuerzo en sentar las bases del comportamiento eléctrico en el Universo Eléctrico. “El Universo Eléctrico de Alfvén” fue un artículo suyo que apareció en el Boston Globe el lunes 20 de marzo de 1989. Alfvén insistió en que esta información era de suma importancia para comprender la circuitería cósmica. Pero los astrónomos lo ignoraron.
De cualquier modo, los descubrimientos sobre rayos y auroras boreales siguen sorprendiendo a los físicos incluso en nuestra era espacial. Quizás existe una buena razón para ello. Nuestra experiencia en la Tierra se basa en sólidos, líquidos y gases. La región que habitamos entre la ionosfera, unos 80 km por encima de nosotros, y la superficie de la Tierra, es sin lugar a dudas uno de los entornos más peculiares del universo. Habitamos una ínfima parte del universo, en donde el plasma eléctrico no se manifiesta de forma natural, si exceptuamos los rayos y las auroras boreales. Al plasma eléctrico se le ha denominado “el cuarto estado de la materia”, pero en vista de su ubicuidad mejor debería llamarse “el estado fundamental de la materia”.
Es un estado físico en el que los átomos neutros se mezclan con partículas cargadas, positivas y negativas. Estas partículas pueden ser tan pequeñas como los electrones o pueden llegar al tamaño de moléculas o partículas de polvo. En el plasma gaseoso, como el que se encuentra en el universo, las partículas cargadas responden más fuertemente a las fuerzas electromagnéticas que a las fuerzas mecánicas o gravitatorias. Uno de los fenómenos que apreciamos en los rayos es la constricción de las corrientes eléctricas formando largos filamentos. La naturaleza filamentosa del plasma en el espacio también está bien documentada (corrientes de Birkeland, erupciones del Sol, formaciones observadas en algunas galaxias, etc…).
En la siguiente imagen podemos ver el aspecto del universo cercano en el que se representan unas 75.000 galaxias. El lugar que ocupa cada galaxia radialmente es proporcional a su distancia a la Tierra, y su posición angular (o ascensión recta, en horas de arco) corresponde a su posición en una estrecha franja del cielo. Se aprecia claramente cómo las galaxias trazan una red de estructuras filamentosas.
El Universo Eléctrico asume que la Naturaleza no está ocultando deliberadamente sus secretos. La complejidad que observamos en el universo proviene de simples principios eléctricos, alguno de los cuales pueden ser probados con simples aparatos. La Ciencia está abierta a todos. El universo visible es una manifestación eléctrica, desde la estructura de partículas subatómicas hasta los supercúmulos de galaxias del espacio profundo.
El modelo de Universo Eléctrico es lo bastante sencillo como para ser entendido por los más jóvenes, pero primero es necesario que la cosmología se incluya realmente en los programas educativos de las Ciencias y por lo tanto sea tratada con un nivel de importancia razonable. Para los estudiantes más versados, las Ciencias deberían incluir estudios del comportamiento de la electricidad en gases. Todo el mundo está familiarizado con los rayos. La mayoría ha visto tubos fluorescentes y luces de neón y los trenzados filamentos “vivientes” de las bolas de plasma causan admiración sobre todo en los niños. Pero sin embargo, a pesar de su familiaridad, el comportamiento de las descargas eléctricas y del plasma dentro de tubos y bolas de cristal son un misterio para la mayoría. Hay que ser consciente de algo importante: el entorno en el interior de esos objetos es muy similar al del resto del Universo.
La presidenta saliente del la IUA (Unión Astronómica Internacional) 2009, Catherine Cesarsky, dijo: «Pienso que los jóvenes científicos se deberían cuidar del llamado lavado de cerebro. Deberían mirar siempre más allá de lo establecido, incluso si les damos todo lo mejor que tenemos y sabemos. También deberían evitar la especialización, a favor de una adecuada gran visión global de las cosas. La mejor manera de escapar al efecto de’subirse al carro’ es observar las cosas desde la distancia, para conectarse a ideas plurales y diferentes.»
Es el momento de renovar ideas en Astronomía. El Universo Eléctrico es una “gran visión global” del universo que “observa las cosas desde la distancia y se conecta a ideas diferentes”. Si la Ciencia se ha convertido en una farándula, el amplio panorama del Universo Eléctrico se adaptaría tan perfectamente al espectáculo de una sala 3D/IMAX como nada antes lo había hecho. El Universo Eléctrico nos libera del confinamiento de la metafísica de la cáscara de huevo del Big Bang y nos impulsa a un universo real. Nuestro futuro depende de ello. Los posibles avances científicos, tecnológicos y culturales serán, como expresó Arthur C. Clarke, «indistinguibles de la magia«.
[Traducido y adaptado por universoelectrico.info a partir del artículo «The Simple Electric Universe«]