A finales del S.IX, el físico noruego Kristian Birkeland explicó que el plasma es el responsable de poder contemplar las auroras boreales.
«Birkeland también descubrió que ciertas corrientes eléctricas que se producen en el plasma, son trenzadas, con forma de sacacorchos. Algunas veces estas corrientes eléctricas trenzadas son visibles y otras no. Depende de la fuerza de la densidad de corriente transportada por el plasma. Estos flujos de iones y electrones se denominan corrientes de Birkeland.
Los misteriosos «duendecillos» y jets azules que se asocian con tormentas eléctricas en la Tierra son ejemplos de corrientes de Birkeland en el plasma de las altas capas de la atmósfera.
A comienzos de S.XX, el premio Nobel Irving Langmuir estudió los plasmas eléctricos en su laboratorio de General Electric; desarrolló las teorías iniciadas por Birkeland. De hecho él fue el primero que usó el nombre de «plasma» para describir la casi forma de vida y comportamiento auto-organizativo de estas nubes de gas ionizada en presencia de corrientes eléctricas y campos magnéticos.