Modelo Estándar vs. Modelo de Cometa Eléctrico
[Traducido y adaptado por universoelectrico.blogspot.com del artículo original «The Electric Comet«]
Es importante conocer las principales diferencias entre cómo el Modelo Estándar interpreta los cometas y cómo lo hace el nuevo Modelo de Cometa Eléctrico.
Es muy significativo cómo la «Teoría Estándar» ha definido tradicionalmente a los cometas. Les ha llamado “dirty snowballs”, es decir, bolas sucias de nieve. Con eso queda bien claro lo que presupone que son los cometas: simples pedazos de roca y hielo, que proceden de los confines oscuros y helados del Sistema Solar.
En las últimas décadas hemos lanzado 5 sondas para estudiar muy de cerca otros tantos cometas, aparte de haber realizado innumerables observaciones a través de telescopios en superficie y especialmente a través del Hubble en órbita.
Cometa Halley. Año 1986. Sondas Giotto (ESA) y Vega (Rusia)
Cometa Borrelly. Año 2001. Sonda «Deep Space 1» (NASA)
Cometa Wild 2. Año 2004. Sonda Stardust (NASA)
Cometa Tempel 1. Año 2005. Sonda “Deep Impact” (NASA)
Cometa Hartley 2. Año 2010. Sonda Epoxi (NASA)
Todas las observaciones han confirmado las hipótesis del Modelo de Cometa Eléctrico, toda vez que el Modelo Tradicional ha sido poco convincente en su intento.
MODELO ESTÁNDAR
- Los Cometas están compuestos de restos de materia protoplanetaria –polvo y hielo producido a partir de la formación del Sistema Solar hace miles de millones de años.
- El calor radiado por el Sol produce la sublimación (transición directa del estado sólido al estado gaseoso) del hielo de los cometas. El vapor se expande alrededor del núcleo hasta formar la coma mientras que también es arrastrado por el viento solar, para formar su cola.
- A través de repetidas vueltas alrededor del Sol, el calor solar vaporiza la superficie helada y va dejando una capa de polvo.
- Cuando el calor penetra la superficie de la corteza ennegrecida y poco profunda del cometa, se forman bolsas de gas. Allí donde la presión del gas agrieta la superficie, se forman erupciones energéticas.
MODELO DE COMETA ELÉCTRICO
- Los cometas son restos producidos a través de violentas interacciones eléctricas entre planetas en una época ancestral del Sistema Solar. Los cometas son similares a los asteroides aunque su composición varía. La mayoría de los cometas deberían ser homogéneos –su interior tendrá la misma composición que la superficie. Los cometas son simplemente “asteroides con una órbita excéntrica” (muy alargada).
- Los cometas siguen sus alargados caminos atravesando un débil campo eléctrico centrado en el Sol. Cuando se aproximan al Sol, se produce un desequilibrio de carga eléctrica entre el núcleo y el mayor voltaje y densidad de carga cerca del Sol. Al aumentar el estrés eléctrico, comienzan a producirse descargas y la formación de un “escudo” de plasma luminiscente, dando forma a la coma y a la cola del cometa.
- Las emanaciones que se observan en los cometas no son otra cosa que descargas eléctricas hacia el núcleo, produciendo una transformación de la superficie.. El material arrancado se acelera en el espacio a lo largo de los arcos observados en forma de filamentos en las emanaciones.
- Los arcos intermitentes, inestables y errantes erosionan la superficie y le dan un tono ennegrecido, dejando el patrón distintivo de “cicatrices” y surcos de las descargas de plasma.
- Las emanaciones explotan del núcleo de los cometas a velocidades supersónicas manteniendo su estructura coherente durante miles de kilómetros. La colimación de tales expulsiones es un atributo muy documentado de las descargas de plasma.
- Las colas de los cometas revelan filamentos bien definidos extendiéndose durante millones de kilómetros en el espacio vacío sin mostrar signos de disipación. El diámetro de la cola visible a menudo alcanza longitudes de millones de kilómetros. Y la coma visible está rodeada de un envoltorio esférico aún mayor, de hidrógeno fluorescente a la luz ultravioleta.
- La principal diferencia entre la superficie de un cometa y la de un asteroide es que la actividad de arco eléctrico y la “limpieza electrostática” del núcleo del cometa deja poco o nada de restos en la superficie durante la fase activa, incluso si una ligera capa de polvo pudiera ser atrapada electrostáticamente por el núcleo cuando el cometa se “adormece” en su retirada hacia regiones más remotas.
¿Dónde está el agua?
El modelo estándar sostiene de forma contundente que los cometas contienen agua en estado sólido. Los datos y muestras recogidos de los cometas por nuestras sondas no lo han confirmado.
En la época de la misión “Deep Impact” (Julio de 2005), la teoría de los cometas se había roto en varias hipótesis contradictorias, debido en parte a la imposibilidad de detectar agua en las superficies cometarias –un prerrequisito del modelo estándar.
En 1986, nuestra “visita” al cometa Halley por las sondas Giotto europea y Vega rusa fracasaron en su búsqueda de agua en la superficie y surgió la posibilidad de que el núcleo pudiera no estar emanando agua al espacio.
En enero de 2004, la nave Stardust pasó junto al cometa Wild 2, identificando una docena de emanaciones explosivas de materia desde el núcleo. La nave se abrió camino a través de las sorprendentemente densas nubes de polvo que se arremolinaban entorno al cometa, y los investigadores quedaron atónitos de que, a pesar de la actividad energética, no pudieron encontrar ni una sola traza de agua en su superficie.
De acuerdo a un informe de la NASA, el vuelo en 2001 de la nave «Deep Space», sobre el cometa Borrelly, «no detectó agua en su superficie».
Cuando el cometa Shoemaker-Levy 9 se fragmentó (descubierto en 1993), los astrónomos razonaron que los núcleos fragmentados podrían presentar trozos de hielo que se sublimarían (paso directo de sólido a líquido) frenéticamente.
Varios telescopios en la Tierra, además del Hubble, dedicaron sus espectroscopios a analizar la cola de los fragmentos del Shoemaker-Levy 9, buscando trazas de gases volátiles. Pero no se encontró nada.
Cuando el Cometa Linear (C/1999 S4) se desintegró delante de sus ojos, los astronómos no solo quedaron estupefactos por el acontecimiento (un cometa explotando a muchos millones de kilómetros del Sol), sino por no haber podido encontrar agua en los fragmentos producidos.
La ausencia de agua detectable en el núcleo de un cometa produjo una crisis en la teoría de los cometas mucho antes de “Deep Impact” (2005). Y la misión no contribuyó precisamente a rescatar la teoría. Los astrónomos del “Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics” informaron sobre la detección de “solamente una débil emisión de vapor de agua y otra cantidad de diferentes gases que se esperaba que emanaran del lugar del impacto. El aspecto más llamativo de la explosión fue el brillo debido a la luz del Sol dispersada en la nube de polvo producida”.
Los científicos del modelo estándar han argumentado que los radicales OH (hidróxilo) son una evidencia de agua en el núcleo del cometa y que han sido producidos a través de interacciones del agua H2O con la luz ultravioleta (fotólisis). Sin embargo, el Modelo de Cometa Eléctrico proporciona una mucho más acertada interpretación.
Cuando los astrónomos observan espectroscópicamente las comas de los cometas, lo que realmente están viendo es el radical hidróxilo OH, que suponen que es un residuo del agua (H2O), rota por la luz ultravioleta del Sol. Esta suposición no solamente es injustificada, sino que además requiere una velocidad de procesamiento por la radiación solar más allá de lo que haya podido ser demostrado experimentalmente.
Los misterios encuentran respuestas directas con el modelo eléctrico. Se trata simplemente de una transacción entre el núcleo de un cometa cargado negativamente y el Sol. En el modelo eléctrico, los iones negativos de oxígeno son acelerados y se alejan del cometa a través de las emanaciones energéticas. Entonces se recombinan preferentemente con protones del viento solar, para formar los radicales OH observados y el hidrógeno neutro reunido alrededor de la coma en enormes burbujas concéntricas.
Esta abundancia simplemente confirma el intercambio energético de carga entre el núcleo y el Sol.
El modelo eléctrico por lo tanto resuelve dos problemas de la teoría estándar de cometas:<
Los cometólogos nunca han podido verificar que la supuesta fotólisis es viable en una escala super-eficiente, tal como requiere su interpretación.
El hidrógeno neutro de la coma es demasiado abundante como para ser el “sobrante” de la hipotética conversión de agua en OH. Pero si el núcleo cargado negativamente proporciona electrones en un intercambio de carga con el viento solar, el dilema queda resuelto y el enorme envoltorio de hidrógeno se convierte en un efecto totalmente predecible.
Mientras que los científicos del modelo estándar dan por cierta la prueba irrefutable de agua, en ningún momento han proporcionado pruebas de laboratorio que verifiquen la afirmación de que el mecanismo que proponen funciona a la escala requerida.
Cometas Eléctricos.
Un callejón sin salida para la NASA
[Traducido y adaptado por universoelectrico.blogspot.com del artículo original «The Electric Comet: The Elephant in NASA’s Living Room«]
Se puede entender la frustración que probablemente siente la NASA cuando observa el sinfín de teorías, noticias e historias que hoy en día rodean a la ciencia espacial. Sin embargo la NASA debe soportar parte de su responsabilidad en la evidente desconfianza e incluso enfado expresados a menudo hacia ella. En el tema de los cometas, la NASA nunca ha reconocido los fallos de la teoría estándar. Siempre se nos ha dicho que los cometas son “bolas sucias de nieve” (“dirty snowballs”), formadas hace miles de millones años en una teórica “Nube de Oort”. La idea carece de sentido y ha sido descartada repetidamente a través de la observación del comportamiento de los cometas.
El impredecible comportamiento de los cometas contradice continuamente los principios de la teoría tradicional, hasta el punto de que algunos expertos se preguntan ahora si existe realmente tal teoría. “Me resulta un misterio el saber cómo realmente funcionan los cometas”, declaró Donald Brownlee, principal investigador Misión Stardust de la NASA.
Solo es necesario revisar el extraordinario espectáculo proporcionado por el cometa Holmes 17P, para poder apreciar la profunda crisis por la que atraviesa la cometología (ciencia que estudia los cometas). En octubre de 2007, Holmes aumentó su brillo súbitamente en un factor de un millón. En menos de 24 horas, su luz aumentó desde una bajísima magnitud 17 hasta una magnitud de 2,5, tan elevada que permitió ver el cometa a simple vista. Visualmente, Holmes continuó expandiéndose hasta mediados de noviembre de 2007, momento en el que se convirtió en el objeto más grande en el sistema solar, más grande incluso que el Sol. Su diámetro creció de 28.000 km hasta 7 millones de km.
En el periodo en que Holmes se mostraba tan extraordinario, realmente se estaba alejando del Sol y , por lo tanto, se estaba enfriando. ¿Cómo entonces se puede explicar ese comportamiento?. Entre las lógicas preguntas suscitadas por dicho enigma, podemos mencionar las siguientes:
- ¿Cómo un cuerpo gravitacionalmente tan minúsculo mantuvo una aspecto esférico y uniforme de un diámetro de 7 millones de kilómetros?
- Si el destello de Holmes se produjo como consecuencia de un colapso o explosión (tal como algunos científicos especulan), ¿Por qué el material expulsado no era asimétrico, como se podría deducir de una explosión?
- ¿Por qué la supuesta explosión no produjo fragmentos de diferentes tamaños sino que lo que realmente se observó fue una especie de fino polvo?
- ¿Qué evento explosivo pudo causar que el cometa brillase de tal manera durante meses, en lugar de hacerlo durante segundos, como es lo habitual en el resplandor de una explosión?
- ¿Por qué persistió durante meses la nube esférica gaseosa de polvo, en vez de dispersarse rápidamente?
Desafortunadamente, los círculos científicos habituales y la comunidad astronómica apenas tuvieron nada que decir sobre el cometa Holmes. Parece casi increíble, considerando el enorme interés que el cometa generó en internet (como en estos momentos, julio 2011, está generando Elenin).
Podríamos pensar que este curioso comportamiento pudiera haber sido objeto de una gran noticia, en especial entre los astrónomos. Una destacada revista de astronomía ha publicado recientemente su lista de noticias “top ten” de 2007. Increíblemente, ni siquiera ha mencionado a este espectacular cometa. De hecho, la revista lo ha ignorado por completo. Ni siquiera un comentario en la editorial. Tampoco hubo apenas noticias sobre él ni en TV ni en periódicos.
Uno podría pensar que este extraño e impredecible comportamiento de los cometas podría por lo menos inspirar una básica reconsideración de la teoría cometaria. Pero la ciencia de los cometas, como un todo, continúa a la deriva y nunca se cuestiona cambiar su visión general. Durante años, sin embargo, las preguntas han sido planteadas por los proponentes de la teoría del Universo Eléctrico, que sostienen que los cometas son objetos cargados eléctricamente moviéndose a través del campo eléctrico del Sol. En los últimos años, el modelo de Universo Eléctrico es el único que ha anticipado las mayores sorpresas en la ciencia cometaria. Cualquiera puede confirmarlo por sí mismo. Por lo tanto es razonable preguntarse si la interpretación eléctrica podría ayudarnos a dar respuesta al comportamiento explosivo del cometa Holmes.
La Teoría del Cometa Eléctrico considera a los cometas como restos de sucesos catastróficos relativamente recientes en el sistema solar (ver más abajo). Durante su periodo en los confines del sistema solar, el cometa adquiere una carga negativa con respecto al Sol. Entonces, conforme se aproxima al límite interior de su órbita, se acelera a través del campo eléctrico del Sol y comienza una descarga eléctrica en el plasma que le rodea, produciendo el típico brillo y forma de coma, así como su cola. Las expulsiones que se observan en los cometas no son otra cosa que descargas eléctricas hacia el núcleo. De esta forma se va modelando y transformando la superficie del cometa.
La visión eléctrica de los cometas puede explicar la mayor parte, si no todos, de los llamados misterios que durante mucho tiempo han acosado a los cometólogos. Por ejemplo:
- Altas temperaturas inesperadas y emisión de rayos-X desde la coma de los cometas, algo nunca previsto por los científicos tradicionales.
- El relieve abruptamente marcado de la superficie de los cometas, algo opuesto completamente a lo que los astrónomos han esperado según su modelo de “bola sucia de nieve”.
- Expulsiones a chorro desde los cometas, que ocurren a distancias del Sol demasiado grandes como para que puedan explicarse como erupciones de gas y agua desde el subsuelo, debidas al calentamiento solar.
- Expulsión de partículas del tamaño de arena o gravilla, algo nunca imaginado desde el modelo cometario estándar, el cual presupone que el núcleo de los cometas va aumentando su tamaño a partir de las nubes primordiales de hielo, gas y polvo por las que va pasando.
- Muy pequeñas cantidades, incluso ausencia total, de agua y otras sustancias volátiles en el núcleo de los cometas.
- Y la inexplicable habilidad, del relativamente minúsculo núcleo de los cometas, de mantener una coma prácticamente esférica, de hasta millones de kilómetros de diámetro, en contra de la fuerza del viento solar (un fenómeno que se pudo observar en el cometa Holmes).
Cuando se le pidió al científico Wal Thornhill (thunderbolts.info) una interpretación del enorme resplandor de Holmes, respondió lo siguiente:
«Las ráfagas brillantes o explosiones de los cometas que están a grandes distancias del Sol parecen estar relacionadas con un cambio repentino del plasma de viento solar de su entorno, provocado por una tormenta solar. La clave del resplandor de los cometas es que estamos tratando con procesos discontinuos y repentinos de descargas de plasma –un cambio del modo corriente oscura al modo luminiscente (modos en los que se puede presentar el plasma eléctrico). Es un complejo fenómeno de superficie que no puede ser anticipado. Lo mejor que podemos hacer es decir que un súbito cambio del viento solar podrá muy probablemente provocar el destello de un cometa.»
De hecho, el Sol estuvo eléctricamente activo en los días que precedieron a la así llamada “explosión” de Holmes. El investigador Michael Mozina observó un pico importante de densidad del viento solar el día 22 de octubre de 2007, dos días antes del destello. La densidad habitual del viento solar oscila entre 1 y 4 protones por cm3. Aquél día, aproximadamente a las 21:45 horas, se produjo un pico súbito de unos 16 protones/cm3. Esto pudo provocar en el plasma el cambio al modo de plasma luminiscente, permitiendo el brillo del cometa.
Obviamente, un cometa eléctrico necesitará algo más que un pequeño ajuste teórico en la ciencia espacial. De hecho, cualquier consideración seria del cometa eléctrico abre las puertas a un importante reajuste de la teoría astronómica. El cometa eléctrico implica un Sol eléctrico –el Sol se carga a través de corrientes eléctricas. Entonces los grandes enigmas del Sol, especialmente la “misteriosa” aceleración del viento solar, encontraría una respuesta nunca dada hasta ahora por la física solar tradicional. Este reajuste no se quedaría en nuestro Sol, puesto que el Sol es una más de billones de estrellas. Un reajuste en la teoría de los cometas conduciría a una revolución radical en la ciencia espacial, cambiando nuestra visión del espacio en general.
Lamentablemente, la NASA no aprovechó en 2005 la excelente oportunidad para probar definitivamente la hipótesis de cometa eléctrico, cuando lanzaron un proyectil de cobre de unos 350 kg de peso contra el cometa Tempel 1, como parte de la misión “Deep Impact”. Por desgracia la visión eléctrica de los cometas no se encontraba sobre la mesa de la NASA para su consideración. Si hubiera estado, con una simple prueba se hubiera podido corroborar que vivimos en sistema solar eléctrico con un Sol cargado eléctricamente. Una “sonda de Langmuir” o un simple sistema de medida de corriente acoplado al punto de descarga de corona, podría haber registrado las discontinuidades de la descarga de plasma (cambio del modo corriente oscura al modo luminiscente) entre el proyectil y el plasma que le rodeaba en los momentos en que se aproximaba al núcleo del cometa. Una pena que una oportunidad así haya sido desperdiciada. A la vista de todo lo que se aprendió en la misión, hay razones para creer que esta prueba podría haber sido favorable al “cometa eléctrico”.
De hecho, Wal Thornhill predijo expresamente en 2001, justo después de que se anunciara la misión “Deep Impact”, lo que podría ocurrir en el impacto:
Dado el modelo estándar erróneo de los cometas, es un ejercicio interesante imaginar la sorpresa con la que se van a encontrar los astrónomos si la misión tiene éxito. El modelo eléctrico sugiere la posibilidad de una descarga eléctrica entre el núcleo del cometa y el proyectil de cobre, en especial si el cometa está activo (plasma luminiscente) en ese momento. El proyectil se aproximará demasiado rápidamente como para que tenga lugar una descarga eléctrica progresiva y lenta. Así, los efectos energéticos del encuentro podrían superar los de un simple impacto físico, algo parecido a lo que se pudo ver con el cometa Shoemaker-Levy 9 cuando chocó contra Júpiter en julio de 1994.
24 horas antes del impacto, Thornhill predijo, en colaboración con el grupo Thunderbolts.info, que un flash eléctrico podría preceder al impacto y explosión, y que la explosión debería ser más energética de lo que anticipó la NASA. Es precisamente lo que ocurrió el 4 de julio de 2005, ante el asombro de la NASA y de los astrónomos de todo el mundo. Lo vemos en la imagen siguiente, tomada por la cámara de alta resolución de la nave que lanzó el proyectil, 67 segundos después del impacto:
Thornhill también predijo con éxito lo siguiente:
- Ausencia de incremento de producción de agua en la coma, lo cual indica la ausencia de agua en el subsuelo del cometa, como habían previsto los astrónomos.
- Inesperada ausencia de hielo en el núcleo del cometa, o de agua en el material expulsado por el impacto.
- Una superficie abrupta del cometa con cráteres bien definidos, valles, mesetas y riscos, precisamente todo lo contrario a lo que se espera de una “bola sucia de nieve”.
- Una reordenación de las eyecciones del cometa, debida a la redistribución de carga eléctrica.
En discusiones y foros de internet sobre el éxito de las predicciones del “Universo Eléctrico”, algunos detractores del mismo aseguraron que las predicciones del “Deep Impact” pueden ser desestimadas, puesto que no fueron acompañadas por ningún razonamiento matemático. En otras palabras, quieren decir que una predicción exitosa no cuenta como evidencia si la predicción no da un valor numérico. Esta aseveración sin sentido no debería ser aceptada por ningún científico que se precie. El primer objetivo de cualquier ciencia debe ser establecer unos conceptos en los que se ajusten todas las observaciones disponibles. Si los conceptos son correctos, las matemáticas se desarrollan como una herramienta útil para completar la visión a un más alto nivel de precisión. Pero la precisión matemática en sí misma no tiene sentido si todavía se carece de una poderosa y directa explicación de los fenómenos.
Hay que observar también que la cosmología de plasma de Alfvén es una teoría excelente cuando se mide por sus predicciones exitosas. A pesar de esto, “…el continuo rechazo al trabajo de Alfvén se basa en la opinión ampliamente extendida de que sus predicciones no se derivan de una teoría física plausible (es decir, una teoría que no se ajusta al paradigma dominante). Si una teoría no es aceptada, no gana crédito aunque realice predicciones exitosas. Esto podría implicar que el papel de una predicción como medio de evaluar teorías científicas ha sido exagerado.” – Stephen G. Brush. Alfvén’s Programme in Solar System Physics, IEEE Transactions On Plasma Science, Vol.20, No.6, Diciembre 1992, p. 577.
En el Universo Eléctrico, el trabajo experimental de laboratorio es una contribución esencial y fundamental para establecer un marco de referencia lógicamente anterior a cualquier experimento y desarrollo matemático. Debido a la escalabilidad de los fenómenos eléctricos, los patrones que pueden solamente ser creados por descargas eléctricas en laboratorio son extremadamente significativos cuando estos patrones se observan también sobre objetos en el espacio exterior.
La formación de cometas y asteroides es un excelente ejemplo, debido al peculiar pero bastante habitual aspecto de estos cuerpos, que a menudo presentan una forma doble-lobulada, similar a la cáscara de un cacahuete. Los defensores del Universo Eléctrico han sostenido durante mucho tiempo que los cometas y asteroides fueron arrancados de la superficie de los planetas y lunas en una época remota de inestabilidad y actividad de descargas eléctricas. La evidencia sugiere que estos cuerpos fueron creados por arcos eléctricos actuando sobre superficies. El mejor ejemplo de este proceso es probablemente el planeta Marte, puesto que se sabe que mucho material fue arrancado de la corteza de su hemisferio norte (en especial Valles Marineris). Además, los planetólogos sugieren ahora que su luna Phobos (similar a un asteroide) se creó del material que se arrancó violentamente de la superficie por acontecimientos cósmicos todavía no aclarados.
En los videos documentales “The Lightning Scarred Planet Mars” disponibles en la sección “vídeos” de este blog, David Talbott presenta un poderoso razonamiento y evidencia de que Phobos fue creado por descargas eléctricas actuando sobre la superficie de Marte.
La interpretación de la formación de los cometas y asteroides se soporta por el trabajo experimental del físico del plasma C.J. Ransom en los Vemasat Laboratorios. Ransom sometió un sustrato de hematita (óxido férrico grisáceo) a un arco eléctrico, creando por fusión pequeñas esferas y, ocasionalmente, configuraciones doble-lobuladas. Las últimas eran notablemente parecidas a las extrañas formas de muchos cometas y asteroides. Como una clara muestra de similitud, en la siguiente fotografía vemos el parecido del cometa Hartley con una de las formas conseguidas en laboratorio:
A la luz de esta extraordinaria comparación, los implacables activistas anti-Universo Eléctrico reclaman de forma absurda más y más cuantificación matemática y hasta no tenerla se niegan a replantearse nada. La astronomía institucionalizada, con su gran ventaja de poder contar con inversiones de miles de millones de dólares y el apoyo de los medios científicos, han fracasado en sus intentos de resolver los «misterios» de los cometas. Por contra, unos pocos científicos del plasma experimentales, trabajando con apenas fondos, han logrado unos hallazgos que pueden revolucionar la ciencia de los cometas.
En muchas de las controversias científicas actuales –calentamiento global, organismos modificados genéticamente ó la seguridad de la energía nuclear- la confianza en los círculos oficiales sigue siendo débil y poco convincente. Si la NASA hubiera reconsiderado honesta y rigurosamente la teoría cometaria, hubiera tenido sin duda consecuencias imprevistas y duraderas para su credibilidad y la confianza del público. Tal reconsideración pasa por no ignorar las contribuciones de los físicos del plasma e ingenieros eléctricos, independientemente de los alcances o ramificaciones incómodas que supongan para los teóricos convencionales.