Las sondas Van Allen de la NASA descifran el comportamiento a largo plazo del anillo de corriente de la Tierra
Nuevos hallazgos, basados en las observaciones de las sondas Van Allen de la NASA durante el último año, ha revelado que el anillo de corriente -un anillo de corriente eléctrica originada por iones energéticos que rodean nuestro planeta- se comporta de una manera muy diferente de lo que en principio se había creído.
Durante mucho tiempo se ha pensado que el anillo de corriente se expandía y menguaba a lo largo del tiempo, pero estas nuevas observaciones nos muestran que esto es cierto solamente para algunas de las partículas, ya que otras se mantienen de forma permanente.
Parece que la misión New Horizons de la NASA al planeta enano Plutón sigue planteándonos cada vez más retos y nuevos misterios. En todo lo alto se encuentran las recientes imágenes de la superficie del planeta revelando lo que parecen dunas de arena. Esto es un problema en sí mismo, puesto que la atmósfera de Plutón es actualmente demasiado delgada y débil como para generar el viento necesario que las cree.
Alan Stern, el investigador jefe de la New Horizons ha declarado «Hemos detectado extensas áreas rasgos semejantes a dunas. Estamos siendo cautelosos diciendo que se asemejan a dunas. Pueden ser dunas o pueden no serlo. Su origen está debatiéndose.»
El equipo de la New Horizons sugiere que la atmósfera de Plutón debe haber sido alguna vez lo suficientemente densa para crear dunas o formaciones semejantes a dunas -solo si alguna extraña fuerza hubiese sido capaz de conducir ese necesario viento.
Las improbables dunas no son algo nuevo para la ciencia planetaria. En los últimos años hemos apreciado dunas «imposibles» en cuerpos a través del Sistema Solar, incluyendo Marte. Se ha informado ya de la observación de claras dunas de arena sobre el Cometa 67P -claras incluso bajo la suposición estándar de que ningún cometa podría tener la atmósfera necesaria para crear dunas. Hasta hace poco tiempo, la ciencia de los cometas nunca ha llegado a aventurar que pudiese haber viento en la superficie de un cometa.
A la izquierda, recreación artística de la interacción del viento solar (flujo saliente de Sol, compuesto por partículas cargadas eléctricamente) con la atmósfera de Plutón rica en nitrógeno. Algunas de las moléculas que forman su atmósfera poseen la suficiente energía para contrarrestar la débil gravedad de Plutón y escapar al espacio exterior, donde entonces son ionizadas por la radiación ultravioleta del Sol. Cuando el viento solar se encuentra con el obstáculo formado por los iones, es ralentizado y desviado (área roja en la imagen), formando quizás la onda de choque (shock wave) de entrada en Plutón. Los iones son “tomados” por el viento solar y transportados en su flujo más allá del planeta enano para formar la cola iónica de plasma (área azul en la imagen). El instrumento SWAP (“Solar Wind Around Pluto”, viento solar alrededor de Plutón) de la sonda New Horizons realizó las primeras mediciones de esta región de iones atmosféricos de baja energía poco después de su máximo acercamiento a Plutón, el 14 de julio de 2015. Tales mediciones permitirán al equipo de trabajo del SWAP determinar la tasa con la que Plutón pierde su atmósfera y, a su vez, nos ayudará a conocer la evolución de la atmósfera y superficie de Plutón. En la imagen también están representadas las órbitas de las 5 lunas de Plutón y la trayectoria de la New Horizons. Créditos: NASA/APL/SwRI
La sonda New Horizons de la NASA ha descubierto una región densa y fría de gas ionizado (plasma eléctrico) de decenas de miles de kilómetros más allá de Plutón. La atmósfera del planeta enano es dispersada por el viento solar lejos de él por el viento solar y alejada hacia el espacio exterior.
La Misión MMS (Magnetospheric MultiScale) de la NASA se propone investigar la manera en la que los campos magnéticos de la Tierra y del Sol se conectan y desconectan entre sí, transfiriéndose energía de forma explosiva en un importante proceso que tiene lugar en el Sol, en otros planetas y en cualquier lugar del Universo y que es conocido como «reconexión magnética». La misión MMS utilizará la magnotesfera de la Tierra como un auténtico laboratorio para estudiar la microfísica de los tres procesos fundamentales del plasma eléctrico:
Reconexión magnética
Aceleración de partículas energéticas
Turbulencia
Estos procesos tienen lugar en cualquier sistema astrofísico de plasma, si bien pueden ser estudiados in situ solamente en nuestro Sistema Solar y, de manera más eficiente, en la magnetosfera de la Tierra, en la que controlan la dinámica del entorno geoespacial y juegan un papel importante en el proceso conocido como el «clima espacial», que afecta a nuestros modernos sistemas tecnológicos como redes de telecomunicaciones, navegación GPS y redes eléctricas.
La onda de plasma eléctrico que la nave espacial Voyager 1 de la NASA comenzó a experimentar a principios de este año todavía se está propagando hacia el exterior, de acuerdo con nuevos resultados. Se trata de la onda de choque de mayor duración que los investigadores hayan visto en el espacio interestelar.
«La mayoría de la gente habría pensado que el medio interestelar es tranquilo y silencioso. Pero estas ondas de choque parecen ser más comunes de lo que pensábamos», dijo Don Gurnett, profesor de Física en la Universidad de Iowa en Iowa City. Gurnett presentó los nuevos datos en la reunión de la Unión Geofísica Americana en San Francisco.
Las ondas de plasma más habituales se producen cuando el Sol emite una eyección de masa coronal (CME), arrojando una nube eléctrica de plasma desde su superficie. Esto genera una onda de «presión eléctrica». Cuando la onda tiene lugar en el plasma interestelar – las partículas cargadas que se encuentran en el espacio entre las estrellas – se produce un onda de choque que perturba el plasma.
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