En nuestra moderna civilización, hemos podido analizar muchos eventos ocurridos en el cielo a través una gran variedad de tecnologías. Esto es, prismáticos, telescopios ópticos, radiotelescopios, detectores de radiación infrarroja, ultravioleta, etc…
Ahora imagina que vives en un poblado hace 10.000 años. ¿Qué pasaría si repentinamente apareciera en el cielo nocturno una extraña formación luminosa? Dependiendo de tus conocimientos sobre la naturaleza y de tus creencias religiosas, interpretarás de manera diferente. Por ejemplo, imagina que en la actualidad un pueblo indígena aislado en la selva amazónica ve pasar un avión por encima de sus cabezas. Seguramente pensarán que se trata de un dragón rugiente. Esto describe de un caso real.
En mi anterior artículo «La amenaza de eventos eléctricos de plasma«, he tratado el apasionante tema de los petroglifos con figuras de «hombrecillos» (stickman). Sus antiguos creadores, sin duda, contemplaron algo sorprendente y lo interpretaron a su manera, según sus creencias y conocimientos. Afortunadamente, podemos disfrutar y analizar los numerosísimos grabados en piedra que nos dejaron repartidos por todo el mundo.