A partir de un estudio de antiguos documentos, el polímata y catastrofista Immanuel Velikovsky (1895-1979) concluyó que el planeta Venus presentaba una apariencia cometaria hace algunos miles de años.
En lugar de una respuesta pueril de censura y de rotunda condena, el mundo académico debería haber dedicado sus esfuerzos a un examen cuidadoso e imparcial de las fuentes utilizadas por Velikovsky.
La evidencia que manejaba Velikovsky para el «cometa Venus» incluía la descripción que nos dejaron los antiguos pueblos de México acerca de un «Venus humeante». Relataban ciertos hechos supuestamente históricos en sus «tradiciones ancestrales escritas en una época precolombina». El sabio no parece que hubiera consultado la fuente a la que hacía referencia, escribiendo erróneamente el nombre de un editor antiguo. Hablamos del códice azteca Telleriano-Remensis, comentado por frailes españoles en los años 1553-1563 de nuestra era. Contiene varias ilustraciones de un Venus «humeante» como un trozo de cielo circular con una gran estrella central y volutas de humo saliendo del mismo.
El texto en español que lo acompaña registra una serie de observaciones confusas contemporáneas sobre Venus.